El Comité de Instrucción Ruso anunció este jueves la detención de otro posible implicado en el atentado perpetrado en la sala de conciertos Crocus City Hall el pasado viernes, un hecho que dejó un saldo trágico de 143 muertos. Según la nota oficial emitida por el comité, el detenido estaría vinculado al financiamiento de los terroristas responsables del acto.
Las autoridades rusas indicaron que poseen “datos confirmados” que sugieren que los autores del ataque terrorista recibieron “importantes cantidades de dinero y criptomonedas desde Ucrania” para llevar a cabo el crimen. Estas afirmaciones se basan en pruebas obtenidas a través del trabajo con terroristas detenidos, el análisis de dispositivos técnicos incautados y la investigación de sus transacciones financieras.
Esta semana, la Justicia dictaminó prisión preventiva para otros ocho presuntos implicados en el atentado, quienes enfrentan cargos de terrorismo y podrían ser condenados a cadena perpetua.
Aunque Rusia ha admitido que el atentado fue perpetrado por islamistas, ha persistido en sus esfuerzos por encontrar una “huella ucraniana” en el incidente. Esta postura ha generado tensiones con Ucrania y ha sido objeto de críticas por parte de la comunidad internacional.
En respuesta a las nuevas acusaciones de Rusia contra Ucrania, la Casa Blanca calificó a los líderes rusos de “vendedores de estiércol”. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, denunció la propaganda rusa como “sin sentido” y comparó a los funcionarios rusos con hábiles propagandistas. “Los mejores vendedores de estiércol a menudo llevan sus muestras en la boca”, expresó Kirby, enfatizando la reacción escéptica de Estados Unidos ante las acusaciones rusas.
Información de DW
