En Huasca de Ocampo, un problema de movilidad afectaba a comunidades enteras: caminos rurales en mal estado dificultaban el acceso a escuelas, centros de salud y tierras agrícolas. Ante esta situación, el alcalde Luis Felipe Lugo Salinas tomó acción inmediata, reactivando maquinaria abandonada y organizando brigadas comunitarias para rehabilitar estas vías.
El proyecto surgió tras un reporte ciudadano que alertó sobre la dirección de maquinaria inoperante, lo que impedía atender las necesidades de infraestructura. Consciente de que los caminos son vitales para el comercio, la educación y la salud, el gobierno municipal rehabilitó equipos y comenzó trabajos de nivelación, compactación y reforzamiento en las rutas más afectadas.
La clave del éxito ha sido la colaboración entre autoridades y vecinos. A través de jornadas comunitarias, delegados y habitantes han trabajado codo a codo en el mantenimiento de los caminos, fortaleciendo el tejido social y asegurando que las obras respondan a las necesidades reales de la población.
Los caminos de terracería son arterias vitales para las zonas rurales:
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Facilitan el transporte de productos agrícolas a los mercados.
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Reducen el aislamiento de comunidades marginadas.
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Mejoran el acceso a servicios de salud y educación.
En Huasca, su rehabilitación ha reactivado la economía local y reducido la migración forzada por falta de infraestructura.
El alcalde Lugo Salinas aseguró que los trabajos continuarán en otras zonas prioritarias, con un canal abierto de diálogo para que las comunidades decidan qué rutas requieren atención urgente. “Cuando gobierno y ciudadanía trabajan unidos, los resultados son permanentes”, destacó.
Este proyecto no solo repara caminos, sino que construye confianza entre el gobierno y la ciudadanía. Su enfoque comunitario podría servir como modelo para otros municipios que enfrenten desafíos similares.
