La sucesora elegida por Joe Biden, Kamala Harris, ha recorrido un trayecto con altibajos hacia el poder, y la próxima campaña contra Donald Trump será su mayor prueba hasta la fecha.
Cuando Joe Biden se retiró de las elecciones presidenciales de Estados Unidos tras semanas de presión por parte de su partido, dejó en claro que solo tenía a una sucesora en mente. “Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta”, publicó en X (anteriormente conocido como Twitter). “Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la nominada de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirnos y vencer a Trump. Hagámoslo”.
Kamala Harris, por su parte, expresó su gratitud en un comunicado: “En nombre del pueblo estadounidense, agradezco a Joe Biden su extraordinario liderazgo como presidente de Estados Unidos y sus décadas de servicio a nuestro país. Me siento honrada de contar con el respaldo del presidente y mi intención es ganar y ganar esta nominación”.
Harris todavía necesita ser nominada formalmente por el partido en su convención de Chicago dentro de unas semanas, y aún no se sabe si enfrentará a un oponente. Sin embargo, su posición actual, el apoyo de Biden y el agotamiento general por los esfuerzos para que él renunciara, dificultarán que otros candidatos argumenten por qué ella debería luchar por la nominación, especialmente considerando que, de ser elegida, sería la primera mujer presidenta de la nación y la segunda persona afroamericana en alcanzar la presidencia.
El camino hacia la nominación no ha sido sencillo para Harris. Desde que asumió el cargo de vicepresidenta, ha enfrentado una serie de desafíos, incluyendo críticas por su manejo de la crisis migratoria en la frontera sur y una economía que lucha por recuperarse tras la pandemia. Sin embargo, su determinación y capacidad para superar obstáculos la han mantenido como una líder viable para el partido Demócrata.
La campaña contra Donald Trump promete ser una batalla intensa y feroz. Trump, quien sigue siendo una figura polarizadora pero influyente dentro del Partido Republicano, seguramente utilizará su plataforma para atacar a Harris y movilizar a su base. Harris, por su parte, deberá demostrar que puede unir a un partido dividido y presentar una visión convincente para el futuro de Estados Unidos.
Con información de Euronews
