Este fin de semana, miles de fieles católicos en el estado de Hidalgo participaron en las celebraciones del Domingo de Ramos, fecha que marca el inicio de la Semana Santa y que recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Entre cánticos, oraciones y palmas bendecidas, las comunidades dieron paso a un periodo de profunda reflexión espiritual, dejando claro que la fe sigue siendo un elemento central en la vida de muchas familias hidalguenses.
De acuerdo con autoridades de Protección Civil estatal, se tiene previsto que durante la Semana Santa se realicen al menos un centenar de representaciones de la Pasión de Cristo en distintas localidades del estado. Estas actividades, que culminarán con el Domingo de Resurrección, forman parte de una tradición que reúne a comunidades enteras en un esfuerzo colectivo por mantener viva la narrativa religiosa a través de la escenificación de los momentos más significativos de la vida y muerte de Jesús.
El barrio del Arbolito: Tradición con más de medio siglo
En la capital del estado, Pachuca, destaca la representación más antigua de la ciudad, ubicada en el barrio del Arbolito, la cual cuenta con más de 50 años de historia. Esta escenificación se ha convertido en una de las más emblemáticas, no solo por su antigüedad, sino por el profundo arraigo que tiene entre sus habitantes y visitantes, quienes año con año acuden a presenciarla.
Las Lajas y el reto del cerro del Lobo
Otra de las representaciones más concurridas es la que se lleva a cabo en el barrio de Las Lajas, también en Pachuca. Esta destaca no solo por su convocatoria, sino por la exigencia física que implica para los actores y asistentes.
El recorrido serpentea el cerro del Lobo, una ruta empinada y demandante que culmina en la parte más alta del mismo, donde se realiza la crucifixión, representando así de forma simbólica y conmovedora el sufrimiento de Jesús en su camino al Gólgota.
Llamado a la introspección y al sentido original de la Semana Santa
Durante las celebraciones del Domingo de Ramos, varios fieles expresaron su preocupación por lo que consideran una pérdida del sentido original de la Semana Santa. “Se ha convertido en un periodo de vacaciones más, y muchos han olvidado su propósito espiritual”, comentaron algunos asistentes, quienes hicieron un llamado a que en los hogares se retome la enseñanza y la reflexión, para que esta semana se viva como una oportunidad de crecimiento personal y humano.
Con actos de fe profundamente arraigados en la cultura hidalguense, el inicio de la Semana Santa en Hidalgo representa mucho más que una simple tradición religiosa: es una oportunidad para reconectar con los valores espirituales, fomentar la unidad comunitaria y reflexionar sobre el papel de cada individuo en su entorno. Así, entre palmas y plegarias, la comunidad católica reafirma su compromiso con una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico.
